Yulany, una mujer venezolana de espíritu inquebrantable emprendió un arduo viaje hacia Ecuador en enero de 2024 junto a sus cuatro nietos (Yosibeth, Josué, Marleydis, Matías) y sus dos hijos. La vida en su país natal se había vuelto insostenible, obligándolos a buscar refugio en Colombia, desde donde finalmente migraron a Ecuador en busca de mejores oportunidades y un futuro más seguro.
En 2021 perdió a su hija en Colombia, quien sucumbió al cáncer, dejando a Yosibeth y Marleydis sin madre. La otra madre de la familia, responsable de Matías, había tenido que emigrar a Chile, dejando a Yulany al cuidado de todos los niños. Con una determinación férrea, Yulany asumió la responsabilidad de cuidar y proteger a sus nietos, enfrentando cada desafío con valentía y amor.
Al llegar a Ecuador, la familia se encontró en una situación extremadamente precaria. Pasaron noches durmiendo en las calles antes de encontrar refugio en un albergue en la Mitad del Mundo. Permanecieron allí hasta abril, cuando finalmente encontraron una vivienda, aunque en condiciones muy modestas.
El acceso a la educación se convirtió en un desafío insuperable debido a la falta de recursos económicos. Ninguno de los niños podía asistir a la escuela, lo que comprometía su desarrollo y sus oportunidades futuras. Sin embargo, la fundación “Chamo Venezolano” ha brindado un refuerzo escolar a fin de que los niños puedan ingresar al sistema educativo en el próximo periodo.
La salud de la familia también se vio gravemente afectada. Yulany padecía de hipertensión sin recibir tratamiento, y su hijo José sufría de problemas de columna sin atención médica. Los niños habían enfrentado episodios de gripe sin chequeos ni medicación adecuada, y debido a las condiciones de vida a las que están expuestas también se encuentran bajos de peso, aumentando su vulnerabilidad.
Para sobrevivir, Yulany y sus hijos mayores se dedican a la venta ambulante de caramelos. Sin embargo, a Yulany le da miedo salir y dejar solos a sus nietos, por lo que opta por llevarlos con ella. Esta decisión también le genera temor debido a la inseguridad en las calles. Pese a ello, sale a trabajar todos los días, ya que, si no lo hace, no tienen nada para comer.
La vivienda de Yulany reflejaba la dureza de su situación. La familia duerme en un solo cuarto pequeño, donde el frío entra fácilmente. Las colchonetas son tan delgadas que apenas proporcionan alivio, permitiendo sentir el piso duro debajo de ellas.
Pan de Vida al ver la necesidad urgente de intervenir, tomó medidas en varias áreas cruciales. En el área de salud, se programaron citas médicas y se proporcionaron medicamentos necesarios para Yulany y su familia. Además, se entregaron víveres y un kit de útiles escolares para los niños. Reconociendo la gravedad de su situación, se logró obtener una donación que permitió comprar un colchón, almohadas y cobijas para la familia, mejorando significativamente sus condiciones de vida.
Además, la familia será incluida en el programa de comida caliente, un espacio donde las familias pueden conocer más de la palabra de Dios y fortalecer su relación. Aquí no solo se brindan platos de comida preparada, sino que también se ofrece un entorno seguro y una comunidad de apoyo para la familia.